Las montañas son claves en la provisión de servicios de los ecosistemas en Europa. Determinadas prácticas agrarias son esenciales para mantener la biodiversidad, el paisaje cultural o la protección contra determinados riesgos naturales como avalanchas o incendios. Así pues, además de producir bienes privados como madera, alimentos o fibras, producen un amplio rango de bienes o servicios públicos. Los esfuerzos para cuantificar el efecto de las prácticas agrarias tradicionales sobre el medio ambiente y para obtener indicadores agro-ambientales relevantes para el diseño de políticas han aumentado en los últimos años. Sin embargo, son muy escasos los trabajos científicos que consideran conjuntamente todos los servicios que los agro-ecosistemas de montaña aportan a la sociedad y que los cuantifican desde diferentes puntos de vista, por ejemplo socio-cultural y económico.